Soluciones de desarrollo
La evidencia muestra que las respuestas basadas en la seguridad producen resultados limitados para contrarrestar el extremismo violento e incluso pueden empeorar las cosas.
De hecho, los jóvenes suelen ser víctimas del extremismo violento, pero también están sujetos a medidas de seguridad excesivas para contrarrestar a estos grupos. Tales respuestas pueden tener el efecto contrario, haciendo que los jóvenes se sientan aún más marginados y, por lo tanto, más susceptibles a la radicalización.
El PNUD aboga por un enfoque diferente; uno que abrace las aspiraciones de los jóvenes de una vida productiva en una sociedad saludable y desarrolle sus capacidades para hacer posible la creación de tal sociedad.
En Trinidad y Tobago, uno de los países con mayor contribución per cápita de combatientes extranjeros del Estado Islámico en el Iraq y el Levante-Provincia de Jorasán (EIIL), el proyecto “PVE-YES” se centró en empoderar a los jóvenes para tomar decisiones determinantes que contribuyan de manera positiva a la sociedad. También capacitó a funcionarios penitenciarios para orientar a jóvenes en riesgo de conversión para que lleguen a ser modelos a seguir y agentes de cambio, avanzando hacia un sistema de justicia más restaurativo que respeta los derechos humanos y fomenta todo el potencial de las personas jóvenes.
Estas intervenciones ofrecen alternativas efectivas a los jóvenes para satisfacer las necesidades y aspiraciones a las que tienden a apelar los grupos extremistas violentos: ingresos, aventuras, entretenimiento, sentido de propósito y pertenencia.
En el África Subsahariana, el PNUD está trabajando en 25 países para abordar los factores inmediatos y subyacentes que contribuyen al surgimiento de la región como un nuevo epicentro del extremismo violento. En Malí, el proyecto ayudó a instaurar la radio comunitaria como una plataforma para desafiar los estereotipos, abordar las tensiones y transmitir mensajes de cohesión social. En Somalia, el PNUD apoyó al Ministerio de Asuntos Religiosos en el establecimiento de una red de líderes practicantes para contrarrestar la desinformación y promover el Islam como religión de tolerancia y paz. La red ha facilitado la desvinculación y reintegración de 36 exmiembros de grupos extremistas violentos.
Estas agrupaciones se aprovechan de las grietas en el sector del desarrollo para reclutar nuevos miembros o encontrar simpatizantes. Ya sea por la falta de oportunidades de empleo o de medios de vida, la desigualdad o la exclusión, la maldad social brinda una oportunidad para que los radicales entren con sus narrativas corrosivas.
Aprovechando el análisis y las recomendaciones basadas en la evidencia de una amplia investigación, el PNUD trabaja de la mano de 40 países para mejorar las administraciones y la prestación de servicios, así como fortalecer la confianza entre los gobiernos y sus ciudadanos.