Retrato de un anciano con un sombrero tradicional negro, mirando directamente a la cámara. Retrato de una niña con una diadema blanca, con árboles en el fondo. Mujer con un pañuelo en la cabeza y expresión seria, mirando a la distancia. Retrato de un hombre con una gorra, tomado al aire libre en un entorno rural. Mujer sonriente con una expresión cálida, con un fondo iluminado por el atardecer. Hombre de mediana edad con un gorro de chef a cuadros y un delantal amarillo, de pie en una cocina.

Por las
personas,
por la paz

En estos tiempos difíciles, el Año Internacional de la Paz y la Confianza busca revitalizar una cultura mundial de paz

Sin color - Retrato de un hombre con una gorra, tomado al aire libre en un entorno rural. Sin color - Mujer sonriente con una expresión cálida, con un fondo iluminado por el atardecer. Sin color - Hombre de mediana edad con un gorro de chef a cuadros y un delantal amarillo, de pie en una cocina. Retrato de un niño en un callejón estrecho, con una pared de ladrillos en el fondo.

1 de cada 4
personas
vive en lugares afectados por conflictos.

Según el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una cuarta parte de la población mundial, alrededor de dos mil millones de personas, vive en lugares afectados por conflictos. Al profundizar en torno a esta realidad, nuestro Índice de Pobreza Multidimensional determinó que cerca del 40 % de las personas consideradas pobres desde una perspectiva multidimensional viven en países afectados por conflictos violentos. 

Estas cifras confirman lo que sabemos intuitivamente: el conflicto lleva a las personas y a los países a la pobreza o los mantiene atrapados en ella.

En el presente, los conflictos violentos se encuentran en sus niveles más altos de intensidad desde la fundación de las Naciones Unidas hace 80 años. Para fortalecer una cultura mundial de paz y mejorar la vida de las personas en todas partes, los Estados Miembros de la ONU han declarado el 2025 como el Año Internacional de la Paz y la Confianza. La Resolución de la Asamblea General hace un llamado a la comunidad internacional para que redoble los esfuerzos encaminados a prevenir y resolver conflictos a través del diálogo y la diplomacia.

2025: el Año Internacional de la Paz y la Confianza

Más allá de la pérdida de vidas y el inmenso sufrimiento humano, los conflictos son un grave obstáculo para los esfuerzos mundiales de reducción de la pobreza y de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ese motivo, en el PNUD estamos presente en escenarios de conflicto en todo el mundo, asociándonos con los gobiernos, las comunidades, la sociedad civil y el sector privado, así como con el sistema de la ONU, con el objetivo de anticipar, prevenir, responder y ayudar a los países a recuperarse. Aproximadamente el 50 % de nuestro presupuesto anual se destina a países vulnerables y afectados por conflictos.

Antes, durante y después de los conflictos, estas son algunas de las formas en las que desde el PNUD colaboramos con los países y las comunidades para ayudar a las personas a cubrir sus necesidades básicas, proteger los avances en materia de desarrollo y reconstruirse más rápido una vez lograda la paz.

ANTES DURANTE DESPUÉS

Más vale prevenir que curar

La prevención es un pilar fundamental en nuestro enfoque para consolidar la paz. Ayudamos a los países a anticiparse a las dificultades y actuar de manera proactiva para mitigar el riesgo y abordar las causas fundamentales del conflicto. La prevención no solo trata de evitar la violencia, sino también de crear espacios para el diálogo, fortalecer la cohesión social y garantizar que las personas tengan la oportunidad de participar en la toma de decisiones que afecten sus vidas. Al empoderar a las comunidades y apoyar soluciones específicas basadas en el contexto, en el PNUD ayudamos a cerrar brechas, fomentar la confianza y crear sociedades resilientes.

Es menos probable que se produzcan conflictos cuando las personas tienen acceso a la justicia, la seguridad y la capacidad de ejercer sus derechos. Mediante nuestro Programa Mundial sobre el Estado de Derecho y los Derechos Humanos, cada año apoyamos a más de 100 países a lograr esos objetivos. En Malí, hemos revitalizado mecanismos tradicionales de resolución de conflictos, en particular las "Comisiones de Tierras Comunales y de Aldeas". Dichas Comisiones, integradas por líderes tradicionales, mujeres y jóvenes, desempeñan un papel fundamental en la mediación de disputas por terrenos, que son una de las causas principales de los conflictos intercomunitarios. Como resultado de esta mediación, en 2023 se evitaron o gestionaron 239 conflictos locales. 

En el Perú, la iniciativa Tejiendo Ciudadanía tiene como objetivo abordar las crisis políticas promoviendo el diálogo democrático y la participación ciudadana. La iniciativa, empodera a los grupos marginados (es decir, a las mujeres, los jóvenes y las comunidades indígenas) para que participen en las actividades e iniciativas impulsadas por el Gobierno. En 2024, tres debates cívicos en todo el país dieron lugar a 45 propuestas de soluciones para una agenda nacional de ciudadanía centrada en la gobernanza democrática y el desarrollo sostenible.

En el PNUD, nuestro trabajo orientado a la prevención del extremismo violento tiene el propósito de abordar los reclamos que pueden llevar a las personas a la radicalización, al tiempo que muestra vías que las personas pueden utilizar para abandonar grupos extremistas. Trabajamos con gobiernos, líderes comunitarios y agentes de cambio locales, incluidos actores confesionales y organizaciones juveniles, para proporcionar oportunidades de empleo y promover alternativas a los discursos divisivos.

Varias personas reunidas alrededor de una mesa, centradas en escribir y compartir ideas en un entorno de colaboración.

Foto: PNUD Benin / Giacomo Pirozzi

En los países del golfo de Guinea (Benin, Côte d'Ivoire, Ghana y el Togo), que enfrentan crecientes amenazas por la propagación del extremismo violento, en el PNUD nos asociamos con las autoridades nacionales y actores locales para establecer 38 mecanismos de respuesta y alerta temprana para abordar las causas fundamentales del extremismo y llegar a más de tres millones de personas con mensajes de paz y tolerancia.

Resulta imposible medir los resultados de los esfuerzos de prevención en términos de conflictos evitados y vidas no afectadas, pero según el informe "Caminos para la Paz", de la ONU y el Banco Mundial, por cada dólar (USD) invertido en la prevención, el mundo puede ahorrar 16 dólares en la respuesta a las crisis.

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Por cada dólar (USD) invertido
en la prevención
El mundo puede
ahorrar 16 dólares en la
respuesta a las crisis
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El desarrollo no puede esperar

Nuestra red mundial, que abarca 170 países y territorios, nos permite estar ya en el terreno cuando es necesario brindar ayuda. Cuando surgen conflictos, en el PNUD adoptamos una postura firme de "permanecer y cumplir", facilitando inmediatamente el apoyo del sistema de la ONU y la comunidad internacional.

En colaboración con los trabajadores humanitarios, ayudamos a cubrir necesidades esenciales y proteger los logros del desarrollo, para que los países no retrocedan en materia de avances arduamente conseguidos. Este trabajo sienta las bases para la recuperación temprana y acorta el camino hacia la estabilidad a largo plazo.

En Gaza, nuestro análisis mostró que el impacto de la guerra ha hecho retroceder el desarrollo en al menos 69 años

Un grupo de individuos sentados en el suelo, reunidos frente a un gran edificio, conversan.
2023
1957
Un grupo de personas sentadas con atuendos tradicionales se reúne en una zona cubierta de polvo, al fondo se puede ver un edificio y más gente.
1957
2023
RAFAH, GAZA
29 de octubre de 2023
Foto: PNUD PAPP / Abed Zagout
DEL AIL BALAH, GAZA
20 de noviembre de 1957 | Foto: ONU
DEL AIL BALAH, GAZA
20 de noviembre de 1957
Foto: ONU
RAFAH, GAZA
29 de octubre de 2023 | Foto: PNUD PAPP / Abed Zagout

En Gaza, nuestro análisis mostró que el impacto de la guerra ha hecho retroceder el desarrollo en al menos 69 años. En respuesta a la destrucción de la infraestructura física y económica, así como a las interrupciones del empleo y los servicios básicos, a través de nuestro Programa de Asistencia al Pueblo Palestino participamos en la respuesta humanitaria, centrándonos en proporcionar agua potable, empleo de emergencia, suministros médicos y servicios de eliminación de residuos.

También apoyamos a organizaciones de la sociedad civil y pequeñas empresas que operan en Gaza, y estamos desarrollando planes para refugios temporales dignos con energía solar, equipados con servicios de agua y saneamiento, así como unidades prefabricadas para servicios esenciales, que incluyen instalaciones de salud y educación.

Un grupo de niños y adultos se reúnen alrededor de un camión de suministro de agua en una calle, mientras llenan recipientes en un entorno urbano soleado.

Foto: PNUD PAPP / Abed Zagout

Del mismo modo, en Ucrania, asistimos a las instituciones gubernamentales en el mantenimiento de la continuidad de los servicios básicos a medida que se intensifica el conflicto, lo cual resulta esencial para salvar vidas y mantener los medios de subsistencia. También ayudamos a más de 900 empresas a equiparse mejor para evaluar y abordar su impacto sobre los derechos humanos en medio del conflicto. En el Sudán, donde la lucha entre milicias rivales ha desencadenado la mayor crisis de hambre y de desplazamientos del mundo, nuestra respuesta comprende tres grandes esferas: apoyo a los medios de subsistencia, restauración de los servicios esenciales y fomento de iniciativas locales de mantenimiento de la paz. Por otro lado, en el Afganistán, nuestro enfoque orientado a la comunidad contribuye a la resiliencia y la cohesión social, al abordar las causas fundamentales del conflicto y aumentar las posibilidades de paz a largo plazo.

Un grupo de personas camina por un sendero de tierra próximo a edificaciones de paredes de barro y ventanas abiertas.

Foto: ONU Afganistán

El desarrollo no puede esperar hasta que cesen los combates. Incluso en medio del conflicto, en el PNUD nos quedamos y cumplimos, centrándonos en proteger los medios de vida de las personas, además de salvaguardar el progreso socioeconómico y los sistemas de prestación de servicios. Junto con el alivio de emergencia inmediato, iniciamos procesos de recuperación temprana, creando un puente hacia la transformación estructural a largo plazo y hacia el desarrollo sostenible.

Rompiendo el ciclo de la fragilidad

Después de un conflicto, en el PNUD ayudamos a los gobiernos y comunidades a reconstruir y evitar el resurgimiento de la violencia. Las actividades de estabilización apoyan a las autoridades legítimas mientras ayudan a restaurar los servicios esenciales, el acceso a la justicia, a crear oportunidades de empleo y a construir sociedades cohesionadas y pacíficas. Asegurar que los gobiernos y otras autoridades se hagan responsables ante sus poblaciones también ayuda a fortalecer la confianza y remediar las quejas que podrían dar pie a la violencia.

También trabajamos para crear las condiciones que permitan a las personas desplazadas regresar a sus hogares. Esto incluye reactivar las economías locales, reparar la infraestructura dañada y despejar las minas terrestres, así como fortalecer la gobernanza, el estado de derecho y el respeto por los derechos humanos. El objetivo es eliminar los obstáculos para que las familias desplazadas puedan regresar de manera segura, reintegrarse y reanudar sus vidas en un ambiente de normalidad. Sentar las bases para la consolidación de la paz y el desarrollo a largo plazo también supone integrar el apoyo a la salud mental y psicosocial, a fin de ayudar a las personas y las comunidades a sobrellevar el trauma de la guerra.

Romper el ciclo de los conflicto y la fragilidad requiere una inversión sostenida en la consolidación de la paz y el desarrollo, pero los países que emergen de un conflicto, especialmente de guerras prolongadas e inestabilidad, bien podrían emprender un camino diferente.

Un niño con un suéter rojo está de pie en la entrada de un refugio provisional, la luz del sol ilumina la escena.

Foto: PNUD Líbano / Baudouin Nach

La caída del régimen dictatorial en Siria ha brindado tal oportunidad a su pueblo. Tras 14 años de guerra, se han devastado vidas y destruido la economía y la infraestructura del país. Más de siete millones de personas han sido desplazadas y casi el mismo número huyó a otros países como refugiadas. Durante todo este tiempo, en el PNUD hemos mantenido una sólida presencia, interactuando con todos los sectores de la sociedad para mitigar los efectos de la guerra.

El futuro de Siria corresponde a su gente decidirlo. Desde el PNUD, estamos llevando a cabo evaluaciones de necesidades, recopilación y análisis de datos, así como estamos listos para trabajar con el pueblo de sirio en su camino hacia la construcción de un futuro estable e inclusivo.

Al forzar a las personas a abandonar sus hogares, mantener a los niños fuera de la escuela y destruir los entornos naturales y los que hemos construido, los conflictos nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial como comunidad mundial. Los efectos de la guerra y el conflicto no se detienen en las fronteras nacionales. Los conflictos localizados pueden desestabilizar regiones enteras e incluso el planeta mismo, retrasando así el desarrollo en todos los ámbitos. Un ejemplo claro son los aumentos mundiales de los precios de los alimentos y la energía provocados por la guerra en Ucrania, que llevaron a 71 millones de personas a la pobreza en todo el mundo.

El Año Internacional de la Paz y la Confianza subraya la necesidad de una mayor cooperación para prevenir y resolver los conflictos que cobran vidas y bloquean el desarrollo. Además, dado que no puede haber paz duradera sin desarrollo, es fundamental invertir más en soluciones de desarrollo para fomentar una cultura global de paz y prevenir futuras guerras.

Poner fin a los conflictos, dondequiera que se produzcan, es esencial para el bien común y debería ser nuestro objetivo compartido.

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